Susana ha dado un giro a su vida para volcarse en sus dos pasiones: la comunicación y la decoración. Es una mujer de mundo con raíces en España, Inglaterra, Irlanda, África y México y con experiencia profesional como periodista en Europa, Asia y Latinoamérica. Es una persona sensible, sociable, con un gusto exquisito, buena presencia, un don especial para la escritura y una gran habilidad en las redes sociales. Por eso creo que no es casualidad que esté en esta lista de mujeres influyentes.
Destaca por su independencia, su necesidad de trabajar de forma solitaria, de ser su propia jefa, a su aire, sin presiones y sin obligaciones. Insiste en decir que ella no es decoradora, ella no quiere decorar casas de otros, sino admirarlas, escribir sobre ellas y compartirlas con las personas de su mundo. Eso no quiere decir que no sea capaz de llegar a un espacio, mover tres muebles, elegir el color perfecto para una pared, iluminar una esquina y transformarlo por completo. Pasa horas recorriendo los mercados de pulgas de allá donde viaja, rescatando piezas únicas y dándoles una nueva vida en sus casas de México o Madrid. Está siempre puesta al día con el último grito en papel pintado o con las telas y colores que más se usan, de ferias y exposiciones de decoración como si de moda se tratara; lo suyo es pasión.
Los 9,000 kilómetros que separan la Ciudad de México de Madrid no son suficientes para distanciarnos, tampoco los 12 años de diferencia entre nosotras ni los intereses tan dispares que tenemos. Estoy orgullosa de tener a Susana como hermana, mujer extrovertida, glamurosa, pendiente de cada detalle pero, sobre todo, buena persona y amiga, la persona más generosa que conozco. La admiro por haber llegado hasta aquí pero estoy segura de que esto es sólo el comienzo.
Rebecca Ordovás, pediatra y hermana de Susana