Karla dice que las mamás tenemos la culpa de todo, en particular la suya, o sea yo... Dice que de chiquita yo le hice creer que cuando creciera podría ser ¡todo!
Pero desde niña ella sentía que una sola vida no le iba a alcanzar para lo que quería hacer cuando “fuera grande”: quería ser escritora, empresaria, mamá de cuatro y alta ejecutiva como las que veía en las películas.
Como mamá, hoy veo con orgullo cómo todavía no decide qué quiere “ser de grande”, pero mientras tanto con su carisma, inteligencia y esfuerzo ha logrado varios sueños además de inspirar a mujeres que están en el dilema de cómo combinar maternidad y una carrera.
Lo que más admiro de Karla, tratando de dejar a un lado la cero objetividad que tengo por ser su madre, son tres cosas:
1. Nació para ser líder y desde chiquita ha dejado su huella transformando profundamente instituciones, empresas e industrias en las que participa.
2. Mentorea a emprendedores, ayuda a decenas de mujeres mexicanas a ir a las mejores universidades del mundo, participa en todos los comités posibles, es la mejor mami, tiene una carrera corporativa y cree que en su otra vida fue “matchmaker” y hoy lo es: de nuevos socios, puestos de trabajo, emprendedores, busca inversionistas y de repente hasta para presentar sentimentalmente a gente que puede hacer buen clic.
3. Sigue pensando qué va a hacer cuando “sea grande”. Quiere hacer un doctorado, ser catedrática, ser CEO, fundar varias empresas más y cuando la escucho sonrío y pienso: “Karla tiene razón, la culpa de todo ¡la tenemos las mamás!”.
Shanik Berman, periodista y mamá de Karla Berman... mi mejor logro, la mejor hija del mundo y el amor de mi vida.