Danaé Salazar y Fabiola Zamora

La conocí hace ya un tiempo cuando llegué a trabajar a 192 –revista que ella misma empezó con Fabiola Zamora, Fa, su hermana del alma, hace casi 11 años–, la cual se ha ganado ya un lugar como verdadero ícono de la moda en México.

Da es una de esas personas capaces de encontrar la belleza en todo lo que se le presenta, quizá por su insistente afán de mantener todo en un delicado equilibrio entre la simplicidad y la perfección. La ligereza de su cuerpo hace evidente su rasgo de personalidad más amado por todos: sólo fluye, se adapta e incluso puedo decir que, dadas las circunstancias, podría sacarle la más interesante de las conversaciones a una piedra.

Esa misma condición será la que le abra el paso el próximo marzo cuando corra el maratón de Los Ángeles. Porque Danaé sabe que no hay tiempo para otro día más allá de hoy. Y hoy es día de seguir corriendo.

Luis Rosales Uribe, director editorial de Eulogia y hermano adoptivo de Da

Fabiola Zamora

Conocí a Fabiola Zamora y a su socia, Danaé Salazar, en Zona Maco hace casi una década. Les pedí trabajo y el lunes ya estaba contratada. Recuerdo que me admiró ver que esas dos mujeres crearon la que para mí sigue siendo la revista más propositiva del país: 192.

Fabiola tiene un carácter fuerte y es segura de sí, y en sus ojos se esconde su verdadero talento. Mejor que nadie sabe sacar el lado impetuoso de lo femenino: sus imágenes, siempre impecables, apasionadas, sin disimulo, nos recuerdan que la naturaleza de una mujer se centra en lo que puede expresar, más allá de su cuerpo. Es el ejemplo perfecto del equilibrio entre la gran sensibilidad del artista y el ojo atinado del editor.

El año pasado nació su hija Oona. Supongo que nunca dejará de darme lecciones: una puede ser la misma gran editora imparable en cierre con una bebé en un brazo y un moodboard en el otro.

Por Daniela Valdez, directora editorial en Tinta Roja