A Sofía me la presentaron en un bar del barrio coreano de la ciudad en la que vivimos. Quienes hemos dejado nuestro país sabemos lo complicado que es encontrar gente con la que sea más fácil pasar la vida: Sofía es de esas.
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Es suavecita, como el pelo de su gata Atenea. Se mueve por la vida despacio y sin mucha prisa. Todo mundo la quiere apresurar, pero ella, con sus chinos y toda su joyería, se mueve por la vida como viento de verano.
A veces se me olvida que nos llevamos algunos años: Sofi ha coleccionado tanta vida, que bien podría ser una señora de 60 años.
Sé que la mayoría del mundo la conoce por su exitosa carrera y por la vida tan extraordinaria que vive, pero, detrás del sueño de una pop star y de los miles de millones de streams, mi amiga es una mujer de corazón grandote, de esas que lo trae siempre en las manos para repartirlo. Sofía es una mujer simple, de pocas palabras y de mirada un poco penosa.
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Prefiere escuchar que hablar, y prefiere pasar el día en su casa, tocando en su piano canciones que todavía no salen. Pero lo más bonito que tiene Sofi es cómo se ha buscado a sí misma, cuánto tiempo de su vida pasa tratando de encontrarse para pisar más fuerte; más fuerte y más suave, más llena de corazón y más llena de sí misma.
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Fotografía: Olga Laris
Coordinación: Paulina Kohn y Mercedes Abascal
Maquillaje: Ivonne Robledo
Peinado: Albertto Campos
Diseño de set: Alonso Murillo + Séptimo Murillo
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