Conozco a Natalia desde hace varios años como directora y amiga. Es una artista que no se deja distraer por los lugares comunes y que cada vez tiene más claro cómo hacer las preguntas para que su labor con la ficción las responda.
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Dirige equipos de trabajo en una sociedad como la nuestra, y equilibrar eso con la vida doméstica y familiar es en verdad heroico. Francamente hay que ser muy Natalia Beristáin para sobresalir viniendo de una familia de locos geniales. Y hay que ver sus películas para distinguir su sensibilidad sin adornos.
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Detrás de su voz mesurada y sin prisa se encuentra una mujer con la mente llena de luciérnagas. Es una feminista clara y tenaz, justo de las que necesita este país. Está lista para el viaje, para la fiesta y para el trabajo, pero, sobre todo, Natalia está lista para tapizar de amor y respeto el camino de su hija Jacinta.
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