Actriz formada en la academia, cineasta forjada en el set cinematográfico, conocí a Ángeles por allá de 2007 en el lomerío de tierra colorada en San Pedro Yodoyuxi, en Oaxaca; filmaba el largometraje Espiral, una nueva forma de contar el melodrama desde la perspectiva mixteca.
Mixteca como ella es y de donde es: del pueblo de la lluvia. Un día decidió hacer más que sólo ayudar a contar las historias del pueblo Ñuu Savi, dispuso ser una nana mandona y contar las muchas historias desgarradoras, “tiricientas” (tristes) y vergonzosas que los propios omitimos por no tener el valor de verlas, porque las hacemos a un lado o desviamos la mirada; Ángeles, al contrario, se enfoca en ellas y las cuenta como son, nos invita a mirarlas y a enfrentarlas por dolorosas que sean.
El abuso infantil (La tiricia o cómo curar la tristeza), la homofobia (La carta) o el olvido de los ancianos en los pueblos indígenas (Arcángel) ése es el cine de Ángeles Cruz. Ahora a esperar el estreno de su ópera prima, el largometraje Nudo mixteco, y que nos devuelva nuestra mirada llena de su espíritu.