Mi primer encuentro con el trabajo de Alejandra fue cuando ganó el premio del Festival Photo España en 2009. La calidad de su obra me incitó a invitarla, poco tiempo después, a exponer en mi galería, y soy testigo de su evolución positiva durante la última década.
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En el camino nos hicimos buenos amigos, y ahora admiro no sólo su talento como artista, sino también su calidad humana, importante elemento en nuestra hoja de ruta. Alejandra tiene ojo sofisticado, y logra transformar los objetos más ordinarios en composiciones poéticas.
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Tiene una mirada que nos permite ver el mundo de manera distinta, y México siempre ha sido su principal fuente de inspiración. Su trabajo es un híbrido entre fotografía, pintura y escultura, y no deja de sorprenderme lo consistente que ha sido a lo largo de su trayectoria. Admiro la pasión y la entrega de Alejandra en cada uno de sus proyectos y me entusiasma seguir compartiendo este camino juntos.
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