OPINIÓN: La descarada pero exitosa estrategia sexual de Miley
Nota del editor: Iván Pasillas es el editor de especiales de Quién.com, experto Hollywoodólogo, cinéfilo de corazón y tv junkie por obsesión. Egresado de Comunicación por la Ibero, dedicado al periodismo de espectáculos desde hace cinco años.
Este año sucedió lo impensable. Mi conocido más político, más alejado del carnaval conocido como showbiz, más desconectado de la cultura pop se enteró que Miley Cyrus y Hannah Montana eran la misma persona. Y no lo catalogo de impensable porque no me quepa en la cabeza que alguien no supiera ese dato cultural, sino porque ahí estaba Miley...en boca de la persona más improbable.
Hace tan sólo un año Miley Cyrus era una estrella adolescente más. Hacía Hannah Montana, tenía muchos perritos adoptados, se llevaba con Justin Bieber, con Demi Lovato, estaba comprometida con Liam Hemsworth. No tenía nada que la hiciera realmente "especial". Hablábamos de ella como hablábamos de muchas, y en escala de popularidad quedaba muy por detrás de las Lady Gagas y las Kristen Stewart del mundo.
Pero lamer un martillo te lleva a lugares.
No sé si fue una decisión consciente o si Miley simplemente un día se levantó con ganas de pintarle un gigantesco dedo de en medio al mundo; pero ya sea causa de inteligencia y razonamiento o de síndrome post Disney, lo cierto es que la cínica estrategia polémica sexual que la hasta ese entonces niña promedio decidió adquirir probó ser la mejor compra en Hollywood desde que Kim Kardashian le puso REC a sus encuentros sexuales.
Bien se dice que no hay mala publicidad, sólo publicidad que no se escucha.Y a Miley la empezamos a escuchar en decibeles perro. Se cortó el pelo y se lo pintó de platino. Llamó nuestra atención. Nos hizo cuestionarnos ¿para dónde va esto? Y antes de que pudiéramos contestarnos ya nos tenía pegados a una pantalla de televisión viéndola mover el bote como ni Illya Kuryaki and The Valderrama se imaginaban que podía suceder.
Nos asustamos. Nos indignamos. Le dimos repeat una y otra vez a su presentación de los VMA y la compartimos con todos nuestros contactos en Facebook. Y mientras todos creíamos estar levantando la voz, señalando a una mujer ávida de atención lo que realmente estábamos haciendo era sostener la escalera que la llevó a escalar hasta el peldaño de "La artista del año", de acuerdo a MTV, una de las finalistas a "Persona del año", según Time, y la tres veces más escuchada con tres distintos sencillos como publica Billboard.
El sexo vende, la controversia más. Miley Cyrus es una mujer inteligente.
Donde Lady Gaga ya no nos sorprende desnuda sobre un caballo, donde Amanda Bynes acabó en un hospital psiquiátrico, donde Kim Kardashian nos aburre en bikini una y otra vez en Instagram, Miley Cyrus supo colarse, treparse a una bola demoledora sin ropa, tocarse para la cámara de Terry Richardson, básicamente violar a una botarga de oso felpudo y convertirse en lo que toda estrella de Hollywood desea convertirse: tema de conversación.
Podrás odiarla pero estás hablando de ella. Has visto la foto en la que comparan su trasero con un pavo amarrado, te has reído con el hipster que imita 'Wrecking Ball' en la sala de su casa, viste a más de una disfrazada de ella en Halloween y lo quieras o no, probablemente has twerkeado al ritmo de 'Blurred Lines' luego de haber tomado demasiadas perlas negras (sé que yo lo he hecho).
No estoy en posición de juzgar si la estrategia es demasiado Clasificación C como para darle un merecido aplauso, pero si a las pruebas me remito entonces deberían de estarla estudiando en clases de mercadotecnia.
¿No nos gusta? Tal vez no. Tal vez lo encontramos aberrante, políticamente incorrecto, un grito a la necesidad de una madre, pero le vamos a dar chance. Lo hicimos con Madonna y le dimos el rating del universo a Jersey Shore. Amamos tener a alguien a quien odiar, y odiamos admitir que hay cosas no deberíamos amar...pero lo hacemos. Miley es un símbolo. Un símbolo de lo que nos hace sentir un ligero cosquilleo en el nervio de la curiosidad. Ese antojo de pizza cuando sabemos que lo que hay en el menú es ensalada.
Y si pudiera levantar la voz para ofrecer un consejo a la generación del morbo sería "¡Disfrútenla!" Porque como Charlie Sheen bien debe saber, en cuanto llega el siguiente, tus 15 minutos de ser el tema se convierten en un "¿Se acuerdan de...?" y el antídoto para ese virus es uno que Lindsay, Tara, Paris y Shannen Doherty...twerkean por encontrar.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Iván Pasillas. (@Iv_Moony)