La profecía de Atlacomulco
Pueblo chico, infierno grande, podría ser el título de esta leyenda que comenzó cuando una vidente, doña Francisca Castro Montiel, reunió en Atlacomulco, por ahí de 1940, a los personajes más notables del pueblo para compartirles una asombrosa visión: seis gobernadores del Estado de México serían originarios de esas benditas tierras y uno de ellos sería presidente de la República, ni más ni menos, según narran Jorge Toribio Montiel y Francisco Cruz en el libro Negocios de familia.
De acuerdo con lo que se cuenta desde hace décadas, los presentes quedaron asombrados y muy emocionados ante el futuro para sus familias. A partir de ese momento, un halo de misticismo comenzó a rodear los apellidos Fabela, Montiel, Hank, Del Mazo, Peña, Nieto y Sánchez Colín. Los miembros de esas familias serían los herederos de la poderosa generación de políticos cuyo principal centro de operación es el Estado de México y cuya máxima es, según se dice, mantener de su lado al gobierno mexiquense y así prosperar con sus empresas familiares.
Con todo y que ninguno de los ex gobernadores emanados de ahí ha logrado alcanzar la perla de la corona que anunció la vidente, Los Pinos, la predicción viene a cuento porque el actual candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, tiene amplias posibilidades de ganar, según las encuestas y los sondeos, esta campaña electoral.
El designio le queda como uno más de sus trajes a la medida, pues sus orígenes familiares se encuentran justo en la emblemática comunidad de Atlacomulco, en el Estado de México, donde creció rodeado de las familias más poderosas de la región que, además, tuvieron presencia durante su administración, cuando se convirtió en gobernador en 2005.
El ADN de Atlacomulco en Peña Nieto
El origen y la evolución de ese mítico grupo han pasado de ser eminentemente familiares a un entramado complejo con poderosos nexos políticos y económicos.
Muchos ubican al abogado y escritor Isidro Fabela Alfaro como el fundador de esta agrupación. Fue gobernador del Estado de México de 1942 a 1945 y desde ahí empezó a ejercer una gran influencia en las decisiones más delicadas de la vida política en México, tanto, que logró colocar a su sobrino Alfredo del Mazo Vélez como su sucesor en la gubernatura, estilo que se perpetuaría en esos gobiernos. Aunque algo salió mal. Años después de ese enroque, Fabela impidió que Del Mazo Vélez fuera considerado para la Presidencia, en represalia por haberle negado su apoyo a otro fabelista que aspiraba al gobierno del Estado de México, el hijo adoptivo de Maximino Montiel: Carlos Hank González.
Las intrigas, mentiras y traiciones entre las familias de Atlacomulco son clave para comprender al grupo y su poder en el estado. Después de la rebeldía de Alfredo del Mazo Vélez ante Isidro Fabela tuvieron que pasar 30 años para que otro descendiente directo, Alfredo del Mazo González, ocupara ese lugar (de 1981 a 1986).
Uno de los personajes que le complicó la existencia a los Del Mazo fue Salvador Sánchez Colín, que se impuso como gobernador del Estado de México en 1951 y cuya hermana Ofelia se casó con Constantino Enrique Nieto, ¿les suena? Resulta que de ese matrimonio nació Socorro Nieto Sánchez, la mamá de Enrique Peña Nieto.
Enrique, el ahora candidato presidencial del PRI y Partido Verde, no sólo trae la vena política por el lado materno. Tal y como explica Ignacio Rodríguez Reyna en el libro Los suspirantes 2012, otro Peña, Severiano, ocupó hace un siglo otra presidencia, la del poblado de Acambay y al puro estilo porfirista lo hizo en reiteradas ocasiones. Con todo y que fue asesinado en 1925, antes de asumir la alcaldía por cuarta ocasión, estuvo el tiempo suficiente para sembrar la inquietud política en sus descendientes, quienes emigraron poco después al vecino pueblo de Atlacomulco. Ahí se asentarían las próximas generaciones y sería el hogar que alojaría a la familia conformada por Arturo Peña Arcos y Dolores del Mazo Vélez, prima del mismísimo fundador del grupo Atlacomulco, y sus dos hijos: Arturo y Enrique, padre del actual candidato.
¿Qué tal durmió, Montiel?
Otro ilustre de Atlacomulco fue Jesús Montiel Reyes, quien tuvo dos esposas: Paula Flores y María de Jesús Olmos. Por el lado de Paula tuvo un nieto: Víctor Gregorio Montiel Monroy, quien se casó con Delia Rojas y tuvo un hijo: Arturo Montiel Rojas, quien fue gobernador mexiquense antes que Peña Nieto.
Hay quienes afirman y hay quienes desmienten que entre Arturo Montiel y el actual candidato Peña Nieto exista un parentesco familiar. Enrique, durante la presente campaña, se ha desmarcado varias veces de esos señalamientos para no afectar su imagen. El hecho es que la bisabuela de Enrique era prima lejana del papá de Arturo. Si ese lazo es suficiente o no para decir que son parientes, el padrinazgo político al joven Peña Nieto quedó para siempre escrito en la dedicatoria de su tesis mientras era un tímido asistente de Arturo Montiel.
"Por su ejemplo de tenacidad y trabajo", escribió Enrique. El guiño funcionó y el actual aspirante presidencial fue incluido en el gabinete de Montiel Rojas, quien en 2006 estuvo a punto de ser candidato presidencial, pero el destino movió el tablero. Una lluvia de acusaciones por enriquecimiento ilícito le cayó encima a Arturo Montiel y lo dejó despedazado políticamente, así que la candidatura priísta fue para Roberto Madrazo, quien perdió las elecciones. Mientras Montiel fue el hombre fuerte de Toluca, Peña Nieto creció en el Congreso estatal y luego se convirtió en gobernador mexiquense. Desde ahí ha capitalizado el impulso necesario para colocarse como una de las figuras más importantes a escala nacional.
El sello Atlacomulco, según un ex gobernador
Sobre la existencia del grupo Atlacomulco nadie se pone de acuerdo, ni periodistas ni políticos. Tal vez ese es el propósito, despistar. Lo que para algunos es una expresión que encierra connotaciones negativas o genera cuando menos dudas sobre el teje maneje político en el Estado de México, para otros, como el ex gobernador mexiquense César Camacho Quiroz, la expresión se refiere más bien a un modo particular de hacer política, en el que la regla de oro es que la autoridad del gobernador es incuestionable.
"A veces la mención del grupo Atlacomulco trae consigo un dejo de conspiración, de secretismo, de protección de intereses inconfesables o turbios. No hay tal grupo, no hay que haber nacido en Atlacomulco y haber ido a rezarle al Señor del Huerto o haber nacido en Los Portales de Toluca para ser gobernador del Estado de México; lo que hay es un estilo mexiquense de hacer política, no porque no haya conflictos o diferencias sino porque las dirimimos de una manera diferente", dijo Camacho en entrevista con Quién.
¿Cómo?, preguntamos y Camacho dijo: "Los políticos nos ceñimos a las reglas legales, escritas y no escritas con el mismo escrúpulo. Los resultados positivos son los que nos dan la razón, son los que nos dicen que haber adoptado este estilo de hacer política es bueno para todos. Todo esto basado en el hecho de que, a diferencia de otros partidos y estados, aquí nadie se ha dejado seducir por los adversarios ni abanderado causas políticas diferentes a las del tricolor".
¿Se cumplirá la profecía?
Aunque el antecedente de que otro de los discípulos de Isidro Fabela, Adolfo López Mateos (quien era de Atizapán de Zaragoza, y no de Atlacomulco), llegó a ser no sólo senador por ese estado sino secretario del Trabajo y presidente de la República en 1958 podría derrumbar la teoría "de la membresía exclusiva", como la llama el ex gobernador Camacho, la realidad es que en el imaginario popular hay expectación por todo lo relacionado con lo que pasa y pasará en el futuro inmediato de los miembros identificados con el grupo Atlacomulco, más aún cuando sabemos que la cuota de gobernadores emanados de ahí se ha cumplido ya, pero no así la llegada de alguno de ellos a la Presidencia de la República.
Todavía hoy, uno de los miembros de esa poderosa élite tiene frente a sí la posibilidad de demostrar que aquella vidente no estaba equivocada. Enrique Peña Nieto encabeza todas las encuestas por una holgada diferencia, a pesar de los errores durante su precampaña y campaña. Muchos esperan que los estrategas de la izquierda y la derecha le surtan una buena dosis de guerra para debilitarlo, pero eso no se ha visto del todo ni contundentemente.
Muchos se preguntan si Enrique Peña Nieto será el hombre que, con su posible llegada a la Presidencia de México, acabe con la maldición y por fin logre que la realeza de Atlacomulco se corone ahora desde Los Pinos. De lo contrario, su poco probable derrota alimentará para siempre uno de los mitos más famosos de la política mexicana.