Jackson llegó `clínicamente muerto´ al hospital
La doctora Richelle Cooper narró sus conversaciones con el doctor Conrad Murray el día que murió Jackson, diciéndole a los miembros del jurado que él le indicó que sólo le había dado al músico el sedante lorazepam.
Al ser interrogada por la defensa, señaló que, si Murray hubiera mencionado el profopol, de todas formas ello no le habría permitido a los médicos salvar la vida de Jackson porque estaba "clínicamente muerto" cuando llegó al hospital.
Cooper reanudó su testimonio el lunes al arrancar la segunda semana del juicio a Murray, de 58 años, por homicidio involuntario, quien por cierto se ha declarado inocente. Sus abogados afirman que Jackson se suministró a sí mismo una dosis letal de sedantes y de propofol, que normalmente sólo se aplica en hospitales.
Por su parte, las autoridades dicen que Conrad le administró la dosis fatal y actuó imprudentemente al proporcionarle el fármaco a Jackson como una ayuda contra el insomnio.
Cooper testificó que nunca le pidió a Murray que firmara un certificado de defunción porque, cuando Jackson fue trasladado al Centro Médico Ronald Reagan de la Universidad de California, en Los Ángeles, se convirtió en paciente de ella.
"El señor Jackson era mi paciente y yo realmente no tenía una explicación de por qué estaba muerto", afirmó.
Anteriormente Cooper testificó que le dio permiso a los paramédicos para declarar muerto a Jackson, pero que Murray quería que el hospital siguiera intentando reanimarlo. La doctora dijo que los esfuerzos de resucitación efectuados durante una hora en el hospital no dieron ningún resultado positivo y aseguró a los miembros del jurado que intentó hablar con los hijos de Jackson después de que él fue declarado muerto en el hospital a las 2:26 de la tarde del 25 de junio del 2009.
"Estaban llorando" y agregó Cooper "estaban bastante histéricos".
Cooper es la duodécima testigo que los fiscales convocan hasta ahora en el juicio, que se espera dure cinco semanas.
Los registros de las llamadas telefónicas del médico son una parte central de los argumentos de los fiscales, así como sus correos electrónicos de las horas previas a la muerte de Jackson para demostrar que el doctor tenía otras cosas en la mente más allá del bienestar del músico: obtener la aprobación de su acuerdo por 150 mil dólares para seguir fungiendo como médico personal de Michael, operar su consultorio médico y atender llamadas de amantes.