La Gaviota su historia con Peña Nieto
No. Angélica Rivera Hurtado no es la misma. En los últimos dos años ha dado una vuelta de tuerca a su vida privada que ha hecho levantar la ceja a quienes la conocen de cerca. Con 20 años de carrera, esta actriz, que en agosto de 2010 llegará a sus cuatro décadas, hizo a un lado el hermetismo con el que siempre se ha manejado y habló. Sin censura: desde su difícil pasado con su ex esposo José Alberto El Güero Castro, hasta su controvertido presente con el gobernador del Estado de México; desde su permanente simpatía por el PRI, hasta su cuestionado futuro como posible primera dama del país.
Sentada frente a una mesa redonda de madera ubicada en el estudio de su nueva casa en Las Lomas, Angélica Rivera –acompañada de su inseparable hermana y manager, Maritza– responde sin titubear al bombardeo de cuestionamientos que dura un par de horas. A ratos toma agua natural en un vaso de vidrio que cuando se lleva a la boca deja asomar su reloj Cartier. Con algunas preguntas se ríe, con otras llora y con las finales se incomoda, pero no pierde la compostura. Ya no sólo es una estrella más de El Canal de las Estrellas. Atrás quedó el papel de sólo diva. Ahora, dos años después también es la novia de Peña Nieto, de “el verdadero góber precioso”, de “Gel Boy”, de “El gallo del pri”, del hombre que según las encuestas puede convertirse en el próximo presidente de México. Ella lo sabe. Así como sabe que todo mundo tiene muchas interrogantes acerca de su vida. Con ustedes: Angélica Rivera.
¿Cómo fue el primer encuentro entre Enrique Peña Nieto y tú? Luego de que terminó la campaña de “Los 300 compromisos cumplidos”, donde yo era la imagen, el gobernador del Estado de México me llamó para darme las gracias por mi participación y me invitó a cenar al Philippe. La cita fue a las 9 de la noche y yo estaba muy nerviosa porque después de haber tenido una relación de 16 años con mi ex marido, José Alberto Castro, con el que me fui a vivir a los 20 años, en la vida había salido con alguien.
¿Qué descubriste en ese Enrique que te invitó a cenar? Un hombre que me abrió de inmediato su corazón. Yo ya llevaba poco más de un año de que me había separado de El Güero Castro y le platiqué mi vida. Enrique (que enviudó en enero de 2007) también me habló de la suya de una manera muy honesta y sincera. Obviamente lo vi muy guapo, no te voy a decir que no. Nos quedamos desde las 9 de la noche hasta la una de la mañana platicando. La verdad la pasamos muy bien y cuando nos despedimos quedamos en volver a vernos pronto. ¿Sus encuentros eran a escondidas? No, porque no teníamos nada que esconder. Nos estábamos conociendo como amigos. No es que hubiera una conquista desde el principio, las cosas se fueron dando poco a poco.
¿Qué fue lo que te conquistó de Peña Nieto? Los detalles que tiene conmigo. Un día íbamos a una cena y cuando salí de la casa, el botón del vestido se me zafó. No me iba a regresar a cambiar, así que nos fuimos. En el camino, Enrique se bajó de la camioneta en una farmacia y fue personalmente a comprarme un segurito para poderme cerrar el vestido. Me dijo que si no me lo ponía iba a sentirme incómoda toda la noche y que él no quería eso para mí. Me fue ganando con esos detalles. A mí en la vida nadie me había movido la silla para que me sentara. Entonces empecé a ver cosas que nunca había vivido. ¿Y te pidió que fueras su novia? Sí. Ya llevábamos como unos cinco meses saliendo y un día me invitó a cenar a un restaurante. Luego de un rato se me quedó viendo, me abrazó lentamente y me preguntó que si quería ser su novia. Era la primera vez que alguien me decía: “¿Quieres ser mi novia?” Por supuesto que le dije sí, y él me contestó: “Dime el ‘sí’ bien.” Y le repetí más fuerte, “¡por supuesto que sí!” Desde ahí comenzamos a marcar esa fecha (que no quiso revelar) como nuestra fecha de amor.