Retrato de Gisele Bündchen
Desde su infancia, Gisele Bündchen creció cerca de la pobreza. Como una celebridad, la supermodelo brasileña ha estado presente en la lucha contra el SIDA y, por ello, con gran entusiasmo, aceptó ser la imagen de la marca (RED) –creada por Bono para combatir el SIDA en África- para este excepcional proyecto. Encuentro con una gran persona En una villa en Beverly Hills, transformada para este día e un estudio de foto, Gisele desayuna y platica mientras examina la ropa que usará en la sesión de fotos.
La única top model desde Naomi y Kate lo suficientemente fuerte para ser reconocida sólo por su nombre, es una belleza en toda la extensión de la palabra: 1.80 m, 57 kilos, unas piernas sorprendentemente torneadas –tras años de jugar volley ball- y un hermoso pelo rubio. Además, tiene un carisma innato que acompaña su nariz pronunciada, pecas e intensa mirada verde índigo.
Gisele Bündchen vive en Estados Unidos desde hace ya casi 12 años, pero no se ha alejado de sus raíces ni oculta su ardiente temperamento o su espontánea, casi salvaje naturaleza. “Cuando llegué a Estados Unidos por primera vez, le llamé aterrada a mi madre; encontraba a la gente rara y muy fría, reservada”, recuerda.
¿Maquillaje para la sesión de fotos? Gisele sólo usa un poco de blusa en los pómulos. La maquillista –con una docena de maletines llenos de correctores, bases, rímeles, delineadores y gloss- se quedó boquiabierta. En el guardarropa no hay Jimmy Choo’s ni aretes Cartier, sino t-shirts de Gap, shorts y tenis Converse, un iPod y pulseras Armani. Todo lleva el logo (RED): la marca creada por Bono para apoyar la lucha contra el SIDA en África.
Ésta no es la primera vez que Gisele apoya la causa. Cuando Bono y Bobby Shriver lanzaron su campaña en 2006 con la expresión “punk rock capitalism”, ella posó con un guerrero masai para American Express (RED).
Después de casi tres años, vemos a Gisele en las calles de Nueva York con la cara pintada y junto a la frase “Yo soy africana”. De hecho, Bündchen –nombrada por la revista Forbes como una de las supermodelos más ricas del mundo- inmediatamente aceptó tomarse unos días libres para participar en esta campaña a favor del continente.
Gisele recuerda las navidades con su familia (cinco hermanas, incluyendo a su gemela) en Horizontina: un pueblo de 10 mil habitantes en el que pasó su infancia. Por aquellas fechas, juntaba juguetes y ropa para personas que no tenían nada. “En Brasil uno no puede ignorar lo que pasa”.
¿Qué le molesta más a Gisele? “La diferencia que hay entre las personas que tienen dinero y las que no tienen nada”. Mientras algunas celebridades posan por una buena causa para favorecer su imagen, Gisele está realmente desconcertada y, al mismo tiempo, motivada por el idealismo.
Su historia, de hecho, tiene algo de cuento de hadas. Después de un vertiginoso y ajetreado comienzo (fue descubierta a los 13 años de edad, cuando compraba una hamburguesa y durante los primeros años en Nueva York desayunaba por 99 centavos), se sexy figura empezó a eclipsar las esqueléticas y andróginas siluetas del momento.
Gisele estaba en todas las pasarelas y campañas publicitarias (Lanvin, Ralph Lauren, Chloé, Balenciaga, Versace, Dolce & Galbana…) y aparecía en la portada de todas las revistas. No hay que olvidar la célebre frase de Kart Lagerfeld: “cuando quiero fotografiar a una mujer, llamo a Gisele”.
Más tarde, e inspirada por Bono, Gisele lanzó “Ipanema”: una colección de flip-flops que dona parte de sus ventas para salvar el Amazonas. Además, ella actualiza regularmente los videos que aparecen en su blog, que incluyen tips para concienciar y enseñar a consumir menos.
En el cuarto se escucha reggae, el soundtrack perfecto para acompañar la contagiosa actitud positiva de Gisele.
¿Qué consejo le darías a las mujeres? Que sigan sus instintos y su corazón: si puedes comprar y ayudar al mismo tiempo, ¿por qué negarte ese placer?