Ricardo Muñoz Zurita
Sentada frente a una mesa de impecable mantel bordado a mano llega una cajita de madera. Al abrirla, me encuentro como un tesoro –que lo son–, tres quesadillas que se deshacen en la boca. Después aparece una fila de platillos sorprendentes y deliciosos que convierten todo en una fiesta de los sentidos y el espíritu. Y es que Ricardo nos devuelve eso que pareciera hemos olvidado: que la comida no es un acto mecánico para llenar el estómago, es un placer y un derecho, el de comer bien y con gusto. Es artista y antropólogo de la gastronomía, investiga recetas antiguas, consigue los mejores productos en lugares casi olvidados, donde los agricultores venden directamente sus productos y comprende que el viaje comienza y termina en el México profundo. Dice que la cocina mexicana debe ser parte de una revolución cultural que tiene que cambiarnos, y en su caso lo logra conjugando tradición e innovación.